La negación del número de 30.000 detenidos-desaparecidos por los perpetradores del golpe cívco-militar-clerical de 1976 no es nueva. En el año 2009 esa tendencia negacionista fue propuesta por una persona de la que nunca se hubiera esperado tal cosa. Vale la pena recordar este documento histórico en un momento que la negación de la verdad trata de imponerse como método cohercitivo por un gobierno autoritario. Se trata de la carta de un Defensor de los Derechos Humanos a una persona que trató de transigir con los genocidas.
CARTA
DE EDUARDO LUIS DUHALDE A
GRACIELA FERNÁNDEZ MEIJIDE
CARTA
PÚBLICA A LA SRA.
GRACIELA FERNÁNDEZ MEIJIDE:
Le
escribo esta carta pública a la madre de un detenido-desaparecido y a la
integrante por muchos años del Movimiento de Derechos Humanos. Lo hago no como
Secretario de Derechos Humanos de la Nación, sino como compañero de las luchas
antidictatoriales. Por esta razón rompo mi norma de conducta de no polemizar en
torno a un tema tan grave e inconmensurable como son las consecuencias del genocidio
sufrido.
La
opinión pública está acostumbrada a esfuerzos por disminuir la dimensión de la
tragedia argentina, normalmente en boca de epígonos del terrorismo de Estado
como Mariano Grondona o Cecilia Pando. De igual modo escuchamos cada tanto voces
negacionistas del Holocausto que sostienen que no fueron seis millones los
judíos inmolados por el nazismo, sino un número inferior como si la aberración
criminal fuera una cuestión aritmética.
Distinto
es su caso porque por historia usted no integra los cuadros de la barbarie.
Bastaría
ver el regocijo que sus declaraciones han producido en quienes justifican el
obrar del terrorismo de Estado para advertir las consecuencias enormemente
graves de sus dichos que parten de un error esencial: el creer que existe algún
registro fehaciente de la dimensión del crimen masivo de lesa humanidad
perpetrado por las Fuerzas Armadas argentinas y sus socios civiles.